Gildardo Gutiérrez Isaza (Hasta ahora 1 Post) | | CARCELERO
(En honor a todos los secuestrados y a los que vilmente han sido asesinados en la selva)
Todo en su vida es cataclismo,
Tortuoso es el sendero, la muerte y el silencio lo alimentan,
como la honda del viento replegándose en su cuerpo.
Días sin trasmutar la alegría, sin revertir la esencia del tiempo, del que será.
Un extraño presagio, pero todo vuelve a ser como antes.
Un antes y un después que muere como una ola sobre la playa.
Nacer, crecer y morir.
Una muerte antes del nacimiento, un nacimiento que es muerte.
Muerte y vida es la conjugación del día a día;
como la noche es al día...tu muerte y la mía son la verdad cerrada, eterna y secreta;
la oscuridad del pensamiento cuando nos negamos a aceptar la realidad,
a vivirla como debe ser, como es, con su dolor y con su angustia.
Sobre la selva vas dejando una estela de sueños y ansiedades.
¿Una misión, un destino?
una puerta que se abre y se cierra como la horca
pendiendo atroz y cruel sobre su vida.
Crecer, levitación, soledad y exilio.
Nacemos sin querer, sin pedirlo.
Un nacimiento fatuo, doloroso, angustioso...
un golpe certero, golpe de suerte o tragedia
Un grito que se evapora ante los ojos abiertos del tiempo;
triunfo que se expande o tristeza que nos anega.
Un tiempo que avanza como el río silencioso,
arrastrando tras de si todo el bagaje del cautiverio.
Un tiempo que no es tiempo cuando se duerme bajo la soledad de las noches sin días,
cuando se arrastra la huella de la incertidumbre y se ésta secuestrado
Tu dolor y el mío, tus deseos y los míos. Un si, un no,
un voraz estallido que es impotencia.
Incitante alegría, voraz derrota; esa es la plenitud. El equilibrio: Alegría y tristeza.
Balanza que hondea en la cima del universo. Subir y bajar, crecer y morir.
Punto de quiebra o de equilibrio en una balanza
que se inclina vertiginosamente al precipicio
o a la cúspide del universo cuando escuchas la voz del carcelero
y tu vida depende de él.
Encadenado, como bestia, sin importarles su esencia: ser humano, padre o hijo.
Rememorando la hora del fascismo mientras hablan de revolución, de libertad...
triste designio para aquel que amordaza la palabra,
que con su fusil amedrenta o aniquila los sueños.
Libertad mancillada con sangre y dolor mientras se engaña a los que aun creen y sueñan.
Un sí o un no que deja tu rostro marcado con la tragedia.
Sus ojos son el oscuro reflejo de la muerte o la ignominia
cuando se rodea el cuerpo con cadenas.
a la espera del tiro de gracia. |