A una lágrima
¡Dime, triste lágrima, tú que asomas
a los ojos de mi niño! ¿Por qué
empañas esa mirada, con una
nube de pena?
¿Por qué, casi llanto, quieres borrar
la alegría dibujada en su boca?
Al rodar por sus mejillas, ¡bésalo;
mas no lo hieras!
Dolores Alonso Forján
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