El día de la madre
el más hermoso del año,
en el que todos con mucho amor
la queremos alabar.
Y, es así como un niño
sin un centavo tener
temprano al rayar el alba
rumbo a la calle va,
con el afán de comprar
una flor para su madre dar.
Con su débil pregón pedía:
"caridad para una flor para mamá".
Su madre postrada estaba
y sin saber que no viviría más,
Dios ya le había escogido
ese día para la eternidad.
Al fin el niño logra comprar
un ramo de bellas rosas rojas,
y con ellas entre sus manos
a su casa alegre va,
para ofrecerlas a su madre
con inmenso amor filiar.
Ella, sus ojos abrió,
la bendición a su hijo dio,
y, él, el ramo de flores en su pecho
muy triste le colocó.
Bellas rosas que ella para siempre,
eternamente se llevó.

Teodora
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