Abraham Mendez Guzman
ABRAHAM MÉNDEZ GUZMÁN
(Neiba, Repúblia Dominicana - 1961 - )




ABRAHAM Méndez Vargas nació en Neiba, común cabecera de la Provincia Bahoruco, República Dominicana, el 16 de abril del año 1961, siendo hijo de los esposos Arsenio Méndez Guzmán, y Bienvenida Vargas Guzmán. Sus estudios primarios y secundarios los realizó en su ciudad natal, Neiba, y se graduó de Doctor en Derecho el 12 de julio del 1987 en la Universidad Central del Este –U. C. E. -. Tiene una Especialidad en Administración Judicial en la Escuela Nacional de la Judicatura –ENJ-, y una Maestría en Educación Superior en la UASD – CURSO BARAHONA. Es Juez Primer Sustituto (pensionado) de la Cámara Civil, Comercial y de Trabajo de la Corte de Apelación del Departamento Judicial de Barahona. Actualmente ejerce su profesión de Abogado en Santo Domingo de Guzmán, la capital de la Rep. Dominicana.

Ha publicado varios libros de poemas y narrativa y tiene varios inéditos. Entre sus obras publicas tenemos El Santo Gran Plena y Otros Cuentos del Sur, 2007, La Fiesta de Lucas Cajnavá, novela, 2007, ambas Editora Taller, y Sinfonías de la Paternidad, Poemas, 2005, Editorial Gente, Santo Domingo, R. D. Entre sus obras inéditas tenemos LOS ÁRBOLES MÍSTICOS, 2011, poemas, y LA SANGRE DE LAS UVAS, novela, 2005, ambas reposan en la Editorial de la UASD en espera de ser publicadas. Ha sido docente en varias universidades dando materias como Sociología Jurídica, Introducción al Derecho, entre otras materias.

Abraham Méndez Vargas aparece en Antologías de Cuentos del Sur, de Edgar Valenzuela; en Barahona en las Letras Nacionales, de José de Rosamantes, y en NEYBA Temas Culturales e Históricos, del Dr. Ariel Acosta Cuevas, y en la Antología de Poemas en Honor a Neyba, de Julio Cuevas y Alex Ferreras, entre otros.

***

LOS ÁRBOLES MÍSTICOS,
Oda cósmica.

ÁRBOL CELESTIAL
(Introducción)

El árbol es la casa donde anidan los pájaros.
El universo es la casa donde anidan las estrellas.
Dios es el árbol donde habitan paralelos múltiples universos.
Cada vez que el viento anida su cántico
de amor en los melancólicos picos de los pájaros
desaparecen o se ocultan a los ojos del hombre
los estrellados cielos de antaño cuando el mundo era solo
bosques y cánticos de pájaros anidados en cuánticas vibraciones.
Yo lo veo todo desde la visión de sueños que mis ojos no alcanzan,
pero alcanzo a ver sin embargo tras la sombra
que se cierne sobre el alma humana que no advierte el lejano peligro.

El aire  es la vida que respiramos, y trae mares de muerte.
En el árbol que es casa del nido de los pájaros,
que son como estrellas cantarinas en tu ventana,
donde Dios se asoma como un niño herido en el vientre del universo,
todo, todo vibra al unísono de un electrón que piensa
y puede  como un amoroso pensamiento regresar al principio.
Por eso yo acceso a la última realidad posible: la carta dispersa de la multitud.
Pero, ¿por qué somos la idea final que anida la entropía de árboles muertos,
o de estrellas consumidas, o de universos que se expanden en secreto?
La energía del vacío, materia oscura, rama del árbol donde la muerte inflama.

El árbol es la casa donde anidan los pájaros.
El universo es la casa donde anidan las estrellas…
Dios es el árbol donde habitan paralelos múltiples universos
que se esconden como Adán y Eva, después de transgredir la ley…
y yo os convoco al amor de Dios, a todas horas del día y de la noche….
 

METAPOESÌA

Mujer, me has dado tu dolor en la tierna pócima
de tu mirar, cuando mis besos apuran tu finitud
de día sin afán en el iris plantado en tu corazón.
Con la mirra de mi aliento prolongaré la felicidad
que has estado buscando en la flor de amaranto de mis caricias.
Mujer, jamás olvides guardar por siempre este aloè
de volcán en erupción que ha estremecido tus entrañas,
porque será la varita mágica de tu felicidad y mi sueño de abedul.
Mis manos como ramos de olivo te darán esa infinita paz
de cinco en rama por el luto temprano de tu vientre;
entenderás entonces que esos gemelos muertos a destiempo,
salidos de tu vientre de flor encarnada, eran perfectos, y no era
preciso que contemplaran el mundo como hojas de tabaco,
y fueron de ese modo llamados como flor de azucenas.
Mujer, me has dado en risa tu soledad hipnótica,
como cuando bajo el sol florecen los naranjos,
y  en la noche se quiebran los cedros de la calumnia,
y puedo disfrutar la plenitud de tu dulce de almendras.
Mujer,  tu amor no es como la cicuta de Sócrates,
que huía de los dichos de albahaca de  su esposa Xantipa,
sino que, por el contrario, el tuyo es un amor que es liquen
que baja del cielo con el ardor clarividente del sol sureño.
Yo entonces te he dejado con el aroma omnipresente
de la mostaza y con el fervor de la lujuria y el celo
que mi trébol de pirámide de diamante  te dan en vigor,
para que nunca jamás vuelvas a llorar delante de tanto amor,
sino que abres  tu corazón recibiendo el aloè
que los cielos destinaron para tu encantamiento de flor de tilo.
Mas sucede que la pasión  es la planta siempre verde de los sueños,
y que yo soy, desde tu corazón, quien moja con amor tus raíces.



FORTUNA DEL LABERINTO
-Sonetos-
-VIII-
¿Quién consolar puede la pena misma?
¿Quién apagar puede la sed infinita
del sol, cuyas lágrimas son volcanes?
¿Nadie? ¿Acaso Dios su fuego atiza?
Un dolor inmenso de Dios vino
al genio del hombre sabio y perfecto,
para que su fe quede entre las nubes
como el mar entre muchos continentes.
 

Agotar puede el alma su sabiduría,
puede el cielo secarse para siempre,
y puede la vida extinguir su llama.
Y puede el amor ser puro adiós,
así el odio podría anular su esencia.
¿Puede la luz, acaso, borrar su sombra?


NADJA

Yo sólo temo, mientras espero, ansioso,
y observando el sol nocturno despejado,
oírte decir que te vas. Sigues conmigo,
como esas nubes que pasan, amorosas.
Son nubes que riman, arañas que tejen,
versos que combaten, amores que tiran,
y tu belleza defienden, cual soldados,
prestos a morir, sólo porque te amo.
Amores de antes, rosas muertas del alma,
a veces, mientras sueño contigo, tocan,
llaman por el alambre, desde la nada.
Llaman. Son voces de ultratumba. Mi mundo
es tuyo y yo sólo aguardo, temeroso,
que tu voz clara y firme esté junto a mí.
 

SONETINO A CESAR VALLEJO

Limonero de finas púas,
verdes hojas iluminan
desde tus tupidas ramas,
tu flor perfuma mi casa.
Limones medicinales
para condimentar vidas
nacen cada ronda lunar
y se ofrecen a cada sol.
Limonero con aroma
que  recuerda la mujer,
¿qué otra cosas es el amor
sino perfume sagrado,
savia que nos cura adentro
la herida que dejó el dolor…


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¡UNA OBRA DE COLECCIÓN!
 

Título: Metapoesía
Autor: J. Lallemant
ISBN: 978-1725512801
Páginas: 82
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