JOSÉ LUIS CASTILLEJOS AMBROCIO
(Tapachula, Chiapas, México - 1964 - )
José Luis Castillejos Ambrocio es autor de Labios ajenos (2013), Voces Online (2006), Chiapas, Mosaico de riquezas (2006), “Distinción Especial” del Premio Latinoamericano de Periodismo ESET-NOD32 (2012), Semifinalista Premio Internacional de Ensayo (2013), Co-autor del libro Agencias de Noticias, periodismo de rapidez y precisión (2006), Cientos de poemas están en la red. Ha sido finalista en premios literarios y periodísticos. Su prosa poética está en varios libros, antologías y ha realizado varios recitales poéticos.
Periodista y poeta mexicano que ha escrito reportajes y crónicas sobre migrantes, narcotráfico, indigenismo, guerrilla y ha entrevistado a 30 jefes de Estado de América Latina. Sus textos que aparecen en los buscadores de Google y Yahoo han sido difundidos además en los diarios mexicanos El Universal, Excélsior, El Nacional, Revista Siempre, Revista Impacto, El Orbe, Diario del Sur y en las agencias Reuters, Associated Press y actualmente es el corresponsal de Notimex para Perú y encargado de asuntos especiales de Bolivia y Brasil. Columnista del portal La Silla Rota.
Participó en los libros: Antología "Voces online" (poesía), tercera edición, del Club de Escritores de Chile y la UNESCO; "Chiapas, mosaico de riquezas" (turismo y literatura); "Agencias de noticias: periodismo con precisión y rapidez" (periodismo) y ¡A mi me encanta!, Espagnol Seconde, de la editorial francesa Hachette Éducation (enseñanza media superior).
Ha dictado conferencias en universidades de Perú y México y realizado estudios en el Centro Knight para las Américas de las Universidad de Texas en Austin y ha sido el primer mexicano en enseñar en Perú sobre cómo escribir textos para la Web y a difundir un periodismo de precisión y rapidez, aplicado en las agencias de noticias.
En el museo "Los colores de Chiapas" dentro de Parque Ecológico Amikuu, en el Cañón del Sumidero se exhibe, fragmentos de su poesía al lado de los literatos Jaime Sabines, Rosario Castellanos y Enoch Cancino Casahonda.
SI YO FUERA TÚ
Dejaría llevarme por la calma mar,
surfearía las olas y abrazaría los pelícanos
comería algas para vivir más,
pescaría lo necesario para sobrevivir
y no me preocuparía por el tiempo.
Si yo fuera tú
no me importaría el qué dirán
ni lloraría las tardes de infortunio,
menos rogaría por un amor
y sólo nadaría en el mundo de la poesía.
Si yo fuera tú, me convertiría,
a veces en norte, otras veces en sur
me iría al polo o recalaría en la Antártida
extendería mis brazos y mordería el hielo,
bebería un ron o una cerveza
helada con el beso del desprecio.
Si yo fuera el norte y tú el sur
no te vería de arriba abajo,
sino de abajo para arriba,
para observar tus pies, tus rodillas,
tus brazos, la comisura de tus labios
tu cabeza y me anclaría en tus cabellos
a los que les haría pequeñas trenzas
en las que le colocaría fragmentos de poemas,
flores, y tomaría suavemente esos hilos
y tejería cometas.
El día de tu cumpleaños vendría muy temprano
a cantarte las mañanitas,
a dejarte un ramo de rosas y a suspirar tu aliento.
Si yo fuera tú me dejaría amar,
dejaría que todo se vaya al diablo
y que venga la dicha y la felicidad,
desamarraría todos los barcos,
me fumaría todas las nubes
y las exhalaría en forma de animalitos,
mordería mi propia mano
cuando tenga tristeza
para recordarme que estoy vivo.
Si yo fuera el norte y tú el sur
te pediría que seas el Oriente y yo el ocaso
y le añadiría unos gramos de azúcar a tus manos
para bebérmela cuando el caprichoso sol
de mi tierra la derrita.
Lamentablemente yo no soy tú!
ESPERO
Espero soñarte en las noches de invierno,
o en las calurosas madrugadas de verano,
en las rosas cada primavera
y cuando caigan las hojas en el otoño.
Me meteré debajo de las sábanas y sentiré el frío
y percibiré tu calor a la distancia,
me morderá la espalda el cansancio
y escucharé imaginariamente la lluvia.
y cuando sea verano abriré de par en par las ventanas
dejaré que entre la luz,
que el viento se cuele y me traiga el aroma a mar
y si es primavera veré desde el balcón las rosas
aspiraré con fuerza el jazmín de tus cabellos
y caminaré sobre el húmedo pasto
para descansar mis pies
y observaré los pétalos de cada flor
y veré en ellas reflejado el rostro
de la ternura de Dios
que te hizo a ti en un sublime instante
y te plasmó un día en una circunstancia.
Y cuando comience el otoño
me quedará el deseo de volverte a ver
en las flores matinales
y me conformaré que la ventisca
te traiga a mí en hoja seca,
en pequeños algodones
semillas y florecillas
que esperan ser germinadas
y devueltas a la vida
en el próximo ciclo.
Eso espero.
CHIAPAS
Vengo de una tierra
con olor a café,
bañada por el aroma a mar,
el ruído de los ríos, la montaña,
la calidez de su gente,
los besos furtivos.
Soy de Chiapas,
donde el alma tiene el sabor
de la flor de calabaza,
del maíz, de los tamales,
el olor a cempoaxuchitl, la flor de muerto,
la de cuatrocientos pétalos.
Vengo de la tierra del sur,
donde se vela a los muertos
con una cruz y un santo,
zahumados con copal y ocote
y olor a parafina
y flor de corozo,
entre gritos de dolor,
y jugadores de póker
y de dados.
Vengo de una tierra
donde se hace pan,
para los vivos
y para los muertos.
El pan de muerto
es una rosca de la vida,
con manteca y azúcar.
En mi tierra, al sur de la nostalgia,
en el sureste mexicano,
los dulceros venden calaveritas de azúcar,
y pepitas de calabaza doradas.
Vengo de la tierra con olor a nanche,
ese fruto de color amarillo,
con fuerte aroma,
más pequeño que una aceituna
que crece en toda tierra tropical.
En las ferias de mi pueblo
se come nanche,
en helados, almibarados o
curtidos con aguardiente.
Vengo de esa tierra
y de allí saqué a
pasear la música de la marimba,
a través de la poesía.
Esa es Chiapas,
la tierra de los sabores y olores,
la cuna de los Mayas,
la de la Ceiba y el roble,
el café y la lechuza.
Es la tierra donde Dios
suspiró profundo
y exhaló un paisaje.
¿De dónde soy?
Cuando me preguntan de dónde soy
respondo: soy ciudadano del mundo
y mi techo es el cielo
y las estrellas
y tengo por cama, el mar,
la arena y las montañas.
Y los brazos son los ríos caudalosos
o riachuelos que muerden las piedras
y los abrazos son de gente campesina,
de ciudad, de oficina, de campo,
surco y circunstancia.
Soy de donde estoy
ni de aquí, ni de allá
circunstancia que nace día a día
y muere al atardecer
frente a los acantilados
o en el mar
mientras un barco se pierde en el horizonte.
Qué de ¿dónde soy?
¿Acaso interesa eso?
soy de donde nace la primavera
y donde el invierno muerde a los pingüinos
y del otoño de Alaska
y del viento austral,
de la selva de Chiapas
de la costa,
donde la mujer pare todos los días
besos y abrazos
y despide a sus nietos
con una sonrisa.
Soy de la tierra del carmín,
de la anona, de la hortaliza,
del viento amoroso que hamaquea la caña,
y de esa larga entraña
vengo a debutar por la vida.
Soy de allí, de Venecia,
donde el amor tiene olor a ron,
y donde la mujer baila al son
de una marimba
y se recuesta en las noches
con la guitarra y una quena
a matar para siempre las penas
y hacer del amor un derroche
al tronido de campanas y de catres.
Que ¿de dónde soy?
acaso interesa eso
soy de tierra caliza,
tierra embadurnada por el tiempo
piedra Maya, ruta Inca
Puerto España, Palma de Mallorca,
Andalucía, alucinante sí.
Soy de donde el beso hace brisa,
Lluvia y sortilegio,
Aleteo de guacamayas,
Canto de grillos,
Perros ladrando
Tierra bravía.
No soy de aquí,
soy de tí,
soy ciudadano del mundo
y mi techo es el cielo y las estrellas
y me arropo con tu cuerpo
y dormimos en una cama de mar,
de arena, de tiempo y de montaña.
EL ZAPOTAL
Cómo describir la música del viento,
El canto del grillo, el agua que se desliza
Entre las piedras, los venados que corren,
La mariposa anclada en la rama,
El murmullo de las hojas,
La mirada atenta de los cocodrilos,
La fina luz fosforecente de las larvas,
Los ojos adormilados del búho
Que se esconde
De la mirada humana
Y como niño regañado esconde la cabeza.
Cómo describirlo en un instante
En que la música celestial nos acompaña
Bajo la luminosidad de la luna de octubre
En el parque ecológico de El Zapotal.
Me pregunto cómo y apenas
Encuentro el hilo de algunas palabras.
¿Será que aquí Dios descansó un poco
Y se recostó entre el follaje
Y desgranó la risa de la lluvia
Y regó pequeñas arañas,
Millones de hormigas,
Y se iluminó con la luz de las luciérnagas?
Dios para mí si existe.
Si no cómo explicar el beso-mordisco
De una tigresa a su compañero,
Como explicar la araña prendida al tronco seco,
Cómo describir el golpeteo del agua
Cayendo montaña abajo
Y cómo describir el tronido de un cohetón
A lo lejos retumbando en plena selva
mientras la luna acompaña
Nuestros pasos.
Oh sí! Dios existe y está inserta
En esta pequeña geografía que es Chiapas
Y nos aromatiza en el perfume de sus flores,
Nos lleva a pasear por la cañada,
Nos regala el canto del cenzontle
Y nos deleita en la mirada de sus mujeres.
Oh, Chiapas si pudiera describirte eternamente.
(Un texto escrito sobre el recorrido en zoológico de Tuxtla Gutiérrez, Chiapas, México)
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Poesía Contemporánea
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