TEODORO ESTEBAN CAJAS SALDAÑA
(Ecuador - 1984 - )
Teodoro Cajas Saldaña nació un triste 3 de abril del 84, allá por aquellos años pasados siendo aún un niño, se la pasaba jugando con su mejor amigo el pekinés ñato. Posteriormente ya siendo un púber descubrió su gusto por la nostalgia y la melancolía, sobre todo de las artes y como suprema arte –la poesía-. Cursó el colegio en el militar “Abdón Calderón” en la ciudad de Cuenca “La Atenas del Ecuador” ciudad que ha sido cuna de grandes poetas. Sus estudios universitarios los realizó en la Universidad Católica de Cuenca graduándose de Abogado pero siempre llevando en su pecho la inefable llama de poeta, razón por la cual duerme y despierta leyendo y releyendo, estudiando y amando el arte poético. Teodoro dice ser un aprendiz de poeta, un novel triste, que únicamente sueña con compartir sus escritos que no son más que las sombras de su vida que lo persiguen día a día en el paradójica vía de la existencia.
Un poeta quiero ser
Yo quiero ser poeta y descifrar la melancolía
Deshojar la vida y pintar el cielo de agonía
-¡Que quieres ser poeta!-dice molesto mi padre
¿De qué vas a vivir? -pues eres muy cobarde-
¿De qué voy a vivir? Viviré del arte triste que es amar lo inefable
Mi madre es más amable, solo llora, preguntándose -¿por qué quiero ser poeta?-
Pues yo quiero ser poeta y desgarrarme el alma en un papel
Desgastar mi nostalgia plena con martillo y con cincel
Desembocarme de boca en una vieja antología y amanecerme en un burdel
como un triste poeta ebrio, como mi amigo Baudelaire
¡Sí! Quiero ser poeta, morir temprano y joven para que me recuerden como una flecha rota
Rezar de poesía al diablo y maldecir al mismo dios. Quiero ser un poeta extraño
y morir soñando recordando las reminiscencias de mi ser
-¡que quiero ser poeta¡- dice dudando mi esposa
y yo simplemente le contesto –usted es una rosa-
Quiero ser un poeta muerto porque desprecio todo lo bueno
Porque me gusta lo ajeno y prefiero a veces el mal
La autodestrucción amada improcedente e impropia
que tanto y tanto es mía y tanto y tanto es de otra
¡Qué ironía! es mi condena ¡qué ironía! este poema.
Gustos
Quisiera decirle algo hermoso, decirle que es linda, linda y distante
Diáfana como el agua, alejada como una estrella y perfecta como su nombre
Que es preciosa, que es mariposa, quisiera decirle todo con un beso, pero no puedo
decirle nada puedo
Quisiera decirle mil cosas bellas pero mi voz no le alcanza
Mis letras no llegan a su oído
Usted está muy lejos, demasiado lejos
Quisiera decirle también que me gusta usted toda
Que me gustan sus ojos
Su pelo
Su aroma
Su boca
Que me gusta desde lo general hasta lo particular
Que me gusta cuando está sola y cuando está acompañada
Tan bella en el día y tan anochecida
Que me gusta en la soledad desde la madrugada hasta como despierta en la alborada
Que me gusta toda, de enero a febrero, de noviembre a diciembre
de invierno a verano, de las playas a los llanos
Pero hoy esta tan lejos querida amiga
está cruzando las cordilleras, los montes y las selvas
está tan lejos dulce niña, morena de bellos pies y bellas manos
Me gusta todo hasta lo que le disgusta, lo que le alegra y lo que le asusta
pero a su gusto he llegado tarde y me he quedado en la distancia
Me gusta desde su voz hasta su aliento que me lleva el viento
¿Por qué me pide que la mire como una amiga?
A la amiga no se le mira con idolatría
Usted me gusta desde este pueblito del oriente hasta su pueblito de occidente
y toda la vía que conduce a su casa es la vía donde vuelan las hadas
Niña morena y tierna, amapola encendida en abril, flor de loto, minerva sutil
Vencedora de la vida, precioso colibrí
Me gusta tanto, desde su risa hasta mi llanto, desde su vida hasta mi muerte, desde su esquina hasta mi esquina
desde el misterio al descubierto, desde el viento a su boca, desde su boca al pecho, desde su pecho al lecho y desde el lecho al solo hecho de simplemente gustarme
como se gustan las aves del vuelo
como se gustan las nubes del cielo
como se gusta el universo del infinito eterno
como se gustan las flores de la primavera
Y me gustan sus ojos tempranos y su boca fresca, su cintura tierna y su piel de estrella
Qué más puedo decirle estimada colega
Que me gusta su nombre en un poema
Que me gusta desde el sueño al medio día hasta la irreal fantasía de creer que es mía
Que me gusta desde su acierto hasta mi reproche por perderla en la noche
que me vuelve lejanía y me da la eucaristía de mis dogmas pasionales
que no son más que las batallas, las guerras irracionales
la perfidia de la sombra de la dama imaginaria
que me ha dado el gusto de contarle cuanto me gusta.
Desespero y sueño mientras…
La lluvia cae
parecen las gotas golpes de suave tristeza
Afuera hace frio
Adentro estoy solo y vacío
pensando en la negra silueta de la dama morena
de la recordada abogada bella
como siempre, siempre pienso en ella
en su lejanía perpetua y mi agonía venidera
pero ¿cómo se deja la tanta espera?
Esperar hasta desesperarse ¡que tontera!
Afuera está lloviendo dulcemente despacio
mientras yo acaricio la sombra de mi mano
creyendo que es su negra mano
Estoy en silencio, solo recordando
esa exquisita sensualidad morena y que lindo que era
en verdad que lindo que era
cuando vestía el vestido color café de pera
el día que cruzamos las primeras tres palabras
Ahora me quedan solo mis palabras vagas,
Nostálgicas y vehementes
que me hacen recordar como ella se despedía cordialmente
afuera de su linda casa rosa
para irse volando como mariposa
una bella mariposa rosa y negra
volando, despacito flotando, bailando en el aliento
del viento en la concordia
donde tiene esa casa que recuerda mi memoria
Está lloviendo más fuerte y está agonizando el día
asfixiado violentamente por mi melancolía
llena de la pena del vacío de ella
de la dulce cañareja
de esa idílica preciosura que bajó de la cordillera
y que lleva en su vientre la mejor pradera
y en sus ojos se mira la eterna primavera
que cadente se empoza en sus delgados pasos
Que extraño me siento, me extraña todo
me extraña mi alma y ese nombre que adoro
Y yo sigo en la nostalgia de la lluvia que no cesa
y parece que me besa la lejana princesa
cuando pasó caminando a la rivera de esa estrella
cerca de mi pueblo viejo de viejas callejas
Y me digo tontamente pensando-no es ella, no es ella-
Es decir es ella y también no es ella
el sol no es más que una cercana estrella
es el –yo y mi circunstancia- del querido Gasset
¡como quisiera sea el mundo al revés!
Que yo no sea aprendiz de poeta
Que ella no sea mi anhelada providencia
Que yo más bien riera del pasado antaño
pero solo he llorado no sé cuántos años
de los que ya han pasado 5 o 6 abriles
de la última vez que besé sus labios
que serán eternos en mis pobres labios
el eterno sueño hasta el día de su cumpleaños
el pretexto ideal para otro triste mensaje
¡ay! Negra mía no sabe cuánto la extraño
Afuera ya no llueve, la calma ha llegado
bailando en una vieja canción que ha bailado
Ahora solo llueven mis ojos por la negra
que pasó por mi vida como una leyenda
y que es mi amiga del hoy y del mañana
mi amiga esa morena linda que se hizo abogada.
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Poesía Contemporánea
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