Angel Antonio Ruiz Laboy
ANGEL ANTONIO RUIZ LABOY
(Ponce, Puerto Rico - 1979 - )


Escritor, poeta, fotógrafo, artista y gestor cultural nacido en Ponce, Puerto Rico el 24 de noviembre de 1979.  Graduado de Literatura Comparada de la Universidad de Puerto Rico, Recinto de Río Piedras. Es actualmente una de las voces poéticas jóvenes de mayor resonancia y alcance en Puerto Rico.  Desde el 2009 lidera el Colectivo Literario Homoerótica, organización que fundó y que agrupa y acoge voces literarias LGBTT y aliadas, de la isla y ultramar, y que sirve de plataforma cultural para otras expresiones artísticas, fungiendo como un importante espacio de activismo cultural . Ha publicado desde el 2005, en algunas revistas literarias y periódicos, en el 2007 fue seleccionado para participar de Los otros cuerpos: Antología de temática gay, lésbica y queer desde Puerto Rico y su diáspora (Editorial Tiempo Nuevo) y en el 2008 en Los Rostros de la Hidra (Isla Negra Editores).  En el 2009 publica Anzuelos y Carnadas, libro objeto de poesías, trabajado a cuatro manos junto a Xavier Valcárcel.  Más recientemente en 2011 publica El tiempo de los escarabajos (Erizo Editorial) libro que da pie al inicio de su propio sello editorial.  Desde el 2005 modera el blog: www.angelantonio.blogspot.com


ala seca

“fuera de tu canción soy ala seca.
la muerte y yo dormimos juntamente
cantarte a ti, tan sólo, me despierta.”
-Julia de Burgos

escapar de presentir la caricia del estambre
abrir la puerta que he cerrado para que me salves
de la imagen que dibujan los espejos con mi nombre
y no sentirme flor, ni brisa, ni aire
ni ala seca en jaula de palabras e ir muriendo
sin fe en las primaveras que me salven del otoño
de caer y caer como hoja hurgando camino hacia la muerte
de todo lo que amé y quise ocultar del verbo ausente
hasta salvarme de este sueño que me invita volar
y me deja caer desde lo triste
naufragando el viento de tu nombre como a una nube
de esas que vuelan sobre los ojos de los hombre solitarios
y saberme nuevamente un ala seca
manca de volar hacia tu leche, hacia tu pan que es paz
hacia el silencio de tus dedos titilando amaneceres
que despierto y no presiento sino el rayo
de esta canción que obnubilo en rabia hacia mi muerte.


relámpago de agua

déjame advertirte la fragilidad que habita en el silencio
y contarte de su piel de trinitaria anochecida
intacta
como la sed de los recuerdos que se olvidan y se esfuman
previo al llanto de la letra susurrando amaneceres


déjame que te advierta de la furia de los truenos


un látigo de luz se quiebra en la ventana y tu no duermes
hasta ver oscurecer los párpados del viento
que lamen el sudor de los estambres que devienen
en fría hoguera y relámpago de agua derretido


déjame nombrarte la cuenca de tu espalda lastimada
o bautizar la lumbre que oscurece en el esfínter
de la historia sabia de tu piel
de la memoria erizada de tus vellos
de la cicatriz cuajada de otros nombres


créeme la caricia de los dientes
la isla que se yergue bajo el brazo y el abrazo
el puente que se tiende con mi mano y ven a mí


a mí para contarte del silencio de los truenos
a mí para advertirte la furia en piel de trinitarias
a mí para beberte el viento desde el estambre herido
y coronarte cicatriz de todas mis memorias naufragadas.


pasaporte a la ceniza
a Manuel

me voy del pan, del mar, del aguacero
huyo de comer las uvas negras a la orilla de las tardes
huyo de ver las llagas florecer como rosas de agua fúnebre
de entregar en cada polvo un pasaporte de ceniza
gotereando la fe que puse en cada primavera transeúnte de la piel

voy camino a ser un emigrante de la sal de los rosarios
dejo atrás la huella de humedal que nadie habitó sino el deseo
sino quimeras que amenazan con romper el sueño
y con abrir las bisagras de ese confín alado de tu pecho
vuelo de ti y de tu nombre, de tu saliva y de tu axila
de esta hambre de lloverme labio en tus heridas
de estas ganas de curarte lo que hiero con mi historia
historia que es mía y que fue tuya y ahora es de nadie
salvo de un albatros crucificado entre poemas

y es que a veces no me basta decantar la sed de tanta compañía
ni hacer un homenaje a cada antojo de un altar que se apolille
frente al fuego

si mi oración se pudre arrodillada en el desasosiego
si me vuelvo polizón en el cordel de los milagros esperando a uno
uno que me devuelva algo de la vida que entregué e irme con ella
a cabalgar lejos de toda profecía de salvación o muerte

irme sin bandera ni boleto de regreso
hasta hallar un balcón de esos que tienen mecedora
y columpiar en la tarde la memoria y los olvidos
hacerme mapas en la piel, lloverme a gritos la renuncia
y poblar de estrellas mi propia noche a oscuras de nombrarte

de vez en cuando
tendré que dibujar un astrolabio que convulse las distancias
detenerme en la estación de cada verbo y deambular
por la torpeza del deseo que te memoria
sobre esa huella dactilar que es un pasaje de vuelta inadvertido

se me hace imperativo irme de ti, darme todo al viaje sin regreso
y huir nuevamente del pan y huir del mar, del aguacero
de los nombres, las ausencias, las promesas
y aunque no sepa de qué huyo, si es de ti o del miedo de quererte
si es de mí o del miedo de dolerme y de dolerte
huyo del agüero sentencioso, de la pena del silencio
huyo de la posibilidad de ver espaldas
porque eso son las despedidas, un desfile de espaldas que se alejan.


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Título: Metapoesía
Autor: J. Lallemant
ISBN: 978-1725512801
Páginas: 82
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