ALEJANDRO MATÍAS ROMANELLA-ESTRADA
(Argentina - )
Italiano de sangre, argentino de nacimiento y mexicano por geografía, Matías Romanella es un joven embriagado de letras. Amante e intérprete de la música clásica, de la ciencia, de los idiomas, de los libros y todo lo que ello conlleva, ha encontrado en la poesía un refugio literario contra las inclemencias del lenguaje actual y una fuente inagotable de momentos inmortales. Tras sus primeros pasos en la declamación y como poeta clandestino, se tropezó con el “Taller de Creación Poética” de Gabriel Avilés (Poeta Mexicano) en donde fue el primer alumno y tuvo la oportunidad de involucrarse con muchos poetas y todo tipo de corrientes literarias. Participó con este grupo en festivales, reuniones y actividades varias. También asistió al Taller de Poesía impartido por Ramón Iván Suárez Caamal (Poeta mexicano, quien es autor de la letra del Himno a Quintana Roo, varios libros de diferentes estilos poéticos y acreedor de premios tanto nacionales como internacionales por su poesía). Ha sido publicado por páginas web del estado, periódicos locales y ha declamado su propia poesía en la radio del ayuntamiento local. Actualmente radica en Cancún, Quintana Roo, México, donde continúa creciendo en letras y experiencias con talleres de literatura y poesía, negándose a toda costa abandonar el fruto de tal maravilloso arte del que ha degustado.
Dirección electrónica: matiasromanella@yahoo.com.mx
Una noche.
La encontré
derretida
entre mis dedos.
La amé
fugazmente
como luna
al sol
rayando
el alba.
Al final
lo supe
cuando abrí
los ojos:
me había
enamorado
de un sueño.
Me encanta oír las olas.
Me encanta oír las olas
que nacen y mueren
como el último soplo
de un triste adiós.
Sentir arena derretirse,
dulce por lágrimas de alegría,
salada por lágrimas de dolor.
bañarme a la luz
de un sol moribundo,
esperar nacer la luna
bajo tantos astros
que nos vieron juntos,
en otro tiempo,
a mi, a ella.
El aire bosteza
un perfume conocido.
El mar besa mis pies,
mis piernas,
mi pecho.
Yo sigo caminando,
mi cabeza se humedece.
Tal vez si respiro agua,
la encuentra ahí abajo,
a ella, nadando conmigo.
Filemamanía categórica.
Quiero besarte,
no importa como.
Con lengua
sin lengua,
sin boca
o sin orejas.
De cabeza,
decapitado,
desnudo,
con ropa.
Besarte llorando,
llorarte besos.
Besarte antes,
durante
y después de un beso.
Besarte ciego,
con la luz prendida,
en sueños,
despierto.
Que cuando me muera
me desprendan
de tus labios
encarnados
y mi epitafio diga:
"Aquí yace
el primer hombre
que murió besando"
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Poesía Contemporánea
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