Jesus Garcia Clavijo
JESÚS GARCÍA CLAVIJO
(Santiago de Cuba, Cuba - 1961 - )


Jesús García Clavijo. Santiago de Cuba. Cuba. 1951.
Ingeniero en telecomunicaciones. Bioestadístico. Escritor, investigador y poeta. Asesor de proyectos de la Organización Panamericana de la Salud.

Miembro de la Red Mundial de Escritores en Español.

Sus obras han sido publicadas en España,  Guatemala, México, Argentina, Uruguay, Italia entre otros países. Premiado en diferentes concursos nacionales e internacionales de poesía y de su especialidad.

Sus poemas aparecen  en antologías en Méjico, España y más recientemente en la Breve Antología de Poesía Latinoamericana No.1 (siete países-2007)  y  No.2 (catorce países-2008), Antología de poetas del mundo, más de 20 países (2010 y 2011),  Guatemala 2011. Publicó el  poemario “A fin de cuentas”, en el año 2003 (Guatemala), la “Selección de poesías del Quetzal al Tocororo” (2009) y “Cuando los despertadores dejan de sonar” en ese mismo año 2009 (Cuba y Guatemala). La editorial “Catedral”   de Cuba le ha publicado más de 10 plegables en diferentes eventos de poesía y narrativa.

Diplomado en adulto mayor y en promoción de salud, Miembro de la AMECA (Asociacion Médica del Caribe),  lleva más de 35 años de investigaciones científicas en diferentes ramas de la ciencia pero con mayor peso en la medicina donde ha publicado en varios países, obteniendo premios dentro y fuera de Cuba. Profesor universitario por más de 10 años. Ha cursado e impartido varios cursos de postgrado, entre ellos el de poesía y psicoanálisis,  Interpretación de los sueños, entre otros. Asesora y publica investigaciones científicas dentro y fuera de Cuba. Posee más de 16 condecoraciones por su quehacer científico e intelectual por el consejo de estado y otras organizaciones. Ha participado y asesorado más de 55 congresos internaciones y nacionales, siendo seleccionado como delegado a varios eventos científicos y literarios dentro y fuera del  país. Miembro de la Asociación Gerontológica de Guatemala y Miembro  honorífico de la Cátedra de Teatro y Literatura de la Universidad de San Carlos en ese país, prologando en ella  varias publicaciones de poesía y literatura. Pertenece a la peña literaria “Heredia”  de la casa de Cultura provincial de Santiago de Cuba. Obtuvo mención en el Concurso nacional de poesía “Regino Pedroso” 2009. Sus cuentos fueron seleccionados para la antología Latinoamericana de cuentos cortos (Argentina-Guatemala) 2011. Obtuvo el Accésit de poesía de los XVI Juegos Florales Nacionales 2011, Premio  de poesía  nacional “Marte” 2011 y Premio poesía nacional “Arte Soy” 2011, estos tres últimos en Cuba.


Pez de un solo ojo

Voy halando  la ciudad entre las olas
con su mano adivino las esquinas 
descubro el amor en la botella,
pongo un mensaje para lanzarla.

Escribiré: llegamos en tiempos distintos
el amor se decía con una flor en la sonrisa
quizás escriba,  es poca la ventaja de la vida
siempre falta un minuto para alcanzar
aunque mil veces llegamos al mismo instante.

Mi ciudad va con la tarde y sus recuerdos
mientras el mar lleva el mensaje hasta tu orilla 
lleno de algas de los fondos más profundos
donde vive el pez de un solo ojo que te mira
cerca del  banco de hojas sueltas.

Voy halando  mi ciudad entre las olas
donde dejamos caer en un segundo,  la inocencia.


En cuanto al tiempo…

Deseo que los parques no dormiten oscuros como huérfanos
el amor gane a los malos si pasan por la puerta
los poetas se confundan con la gente
y cada humano escriba  un verso delicado en la  tarde. 

Quisiera que siempre, definitivamente siempre 
el mundo estuviera en paz al amanecer
Van Gogh viviera  en Ámsterdam sin volverse loco
las vanesas no emigren al norte en primavera
ni una mujer  esté  triste como ellas en invierno.
  
En cuanto al tiempo, Cronos, el tiempo…
Dime qué hacer para librarnos de las agujas
sin las  cien manos para buscar a Urano en el lugar secreto.
Cómo escapar  definitivamente. 

Aunque el amor gane la batalla de los  parques
Van Gogh viviera todavía con su oreja
se detenga  el agua  antes del mar
las vanesas queden prendidas a una mujer en primavera.

Pero el tiempo, Cronos, en cuanto al tiempo…

 
BENEDETTI
Domingo 17 de mayo 11.40 pm

Don Brenno y Matilde debían ser muy felices cuando nos dieron a Mario Benedetti el 14 de septiembre de 1920, quien luego tuvo la mala costumbre de andar metido en muchos cuartos de muchos amores, o entre muchos amores sin cuartos, o en amores que no por obligación fueron a cuartos. No sé, pero en mis amores siempre estuvo entrometido desde que lo conocí y perseguí sus escritos y sus libros con las mismas fuerzas que perseguía al amor. Desde entonces han sido mis amigos inseparables. 

Dentro de horas todos los titulares dirán que Mario Benedetti murió en Montevideo, pero no dirán que yo presentía la noticia, con el mismo dolor que he presentido la partida de algún ser querido. Mario era mi amigo en lo más intimo, aunque él no lo supiera realmente, es común no decirle a los vivos lo bueno que son en lo que hacen o lo importante que son en nuestras vidas. Es una cosa comúnmente mala, a la cual no me sumo y digo a cada uno, siempre, lo importante que son y lo agradecido que les estoy, pero se me fue Mario y ahora queda el espacio vacío que nos dijo Cortés.

Alberto es un amigo mío que también perseguía los libros de Benedetti como yo, y sus poemas sueltos y sus ensayos en la revista Casa de las Américas. Alberto era hermano de Katia que también le gustaban los poemas pero no tanto como a mí. Nunca amo sin un pedazo de poesía entre las sábanas. Alberto me llamó y me dejó la noticia como un suspiro.

Pero a Benedetti no podrán enterrarlo hoy, ya es lunes; entre otras cosas porque era amigo de Cuba, acá vivió y nos defendió con la claridad de sus ideas políticas que jamás ocultó y lo llevó al exilio por muchos años, en Cuba encontró hogar, para honrarnos con su obra.

Lucy, que vivía con su abuelo muy viejo y alcohólico, en una casa enorme, me invitaba a conversar de sus tormentos amorosos, pero siempre en la sala de su casa. Realmente, Lucy era sólo Lucy, pero una noche me invitó a su cuarto y detrás de la puerta que cerró, estaba a todo lo largo un poema tremendo de Benedetti que se llama “No te salves”:... no te quedes inmóvil al borde del camino/ no te duermas sin sueño/ no ames con desgano/ no te salves ahora ni nunca/ no te salves/ Pero si pese a todo no puedes evitarlo/ y te duermes sin sueño/ y amas sin desgano/ y te quedas inmóvil al borde del camino/ y te salvas/ entonces/ no te quedes conmigo... así más o menos decía aquel largo poema que leí muchas madrugadas desde los senos apurados de Lucy. Lucy se fue de Cuba, pero antes me regaló aquel pergamino con el poema que decíamos como un Ave María, cada noche de encuentros tras las puertas.

Benedetti me sacó de apuros, su poesía me devolvía al mundo de los sentimientos cuando golpeado por las cosas de mortales, me sentía decaer por la ausencia de un amor, o su partida.

 Uno siempre sufre las partidas, aunque no las diga, como extraña las playas y la arena.

... El amor es una bahía linda y misteriosa/ donde los barcos vienen y se van/ pero tú, por favor/ no te vayas... así decía otro poema que recitaba en mis madrugadas de conquistas adolescente  adulto, realmente nunca tuve adolescencia, pasé de la infancia a mil responsabilidades que no me dejaron libre esa etapa de conquistas, fui un adolescente adulto, lo que me desquito ahora con la vida siendo un adulto que ama como adolescente, y lo peor es que me lo creo.

Pero además, Benedetti tiene uno de los libros de cabecera mío y quisiera ustedes, mis amigos, mis personas importantes, mis íntimos de las descargas y madrugadas de lluvias como esta, lo leyeran algún día, o lo releyeran, se llama La tregua, una novela tan amplia que de todos nosotros tiene algo escondido en cada página del diario, es un libro en forma de diario. Muy original, cito varias veces ese texto en mis conferencias y mis artículos. En La tregua encontraba mucho de mí. Encuentro, hoy lo comencé a releer en honor al amigo que lo escribió.

Léanlo y verán como los atrapa. También se hizo una película, la vi varias veces.

Uno vuelve a los libros para encontrarse en el tiempo y se sorprende.
Acá en Cuba hace muchos años atendí a un escritor uruguayo, escribíamos a cuatro manos una página entera en un diario uruguayo que me daba mucho placer hacerlo, y un día me dijo que Benedetti le había comentado sobre mí. No le pregunté qué Benedetti, preferí creerme que era Mario, pero también podría ser Paquito Benedetti el que repartía la prensa en los cerros de Uruguay y me envío un peine de regalo cuando  un amigo vino a Cuba a escribir convenios por quince días y se enamoró, y paró durmiendo sin dinero en la sala de mi casa porque una mulata santiaguera lo dejó así, sin pasajes de regreso a su Uruguay y nos pasábamos las madrugadas llorando su desgracia entre cervezas, poemas de Benedetti, Mario, y canciones de un grupo uruguayo que canta muy lindo, Los Nocheros, y muchas veces leíamos La tregua, o algún poema de su amigo Mario Benedetti, más o menos contemporáneo con él.

 Ante la duda de cuál Benedetti le había hablado de mis artículos, preferí ni preguntar y creerme, orgullo interior, que fue Mario.

También un jardinero del cerro se apedillaba Benedetti, parece que ese apellido es común allá. Con decirlo no cometo ningún pecado, solo lo dejo en la misma duda que me gusta tener.

Les decía de La tregua, y le regalaba un ejemplar al amor de entonces, si no me comentaba en una semana, no era sensible como yo y perdía el libro, pero la mayoría me decía sus ideas, incluso párrafos completos del libro, que no les dije, que era de amor, no se los contaré, a los que no lo han leído, pero es una historia bella de amor. En un texto entre la pareja dice ella: ...pero hay que comprender que la mujer identifica el sexo con la conciencia, allí puede estar la peor culpa, la mayor felicidad, el problema más arduo...

Bueno, esto esta muy lindo, pero en cuba no funciona mucho que digamos, acá se ven otras cosas más profundas y humanas en la relación y la elección de la pareja, son aportes de la mujer cubana. No todas, para no ser absoluto, no me gusta, casi todas son así de profundas, van a los sentimientos más humanos del hombre y algunos hombres de la mujer, los hombres somos más animales, las mujeres, como dice el libro son más concientes, en todas partes, pero en Cuba son mejores, por eso las adoro, por su sentido del sentimiento humano. Son profundas. Las mujeres en sentido general enamoran a los hombres, luego nosotros de bobos nos creemos que las conquistamos. No me lo reclamen a mí, díganselo a Freud. Aunque él tampoco conoció a la mujer cubana y las cualidades espirituales que buscan en los hombres, donde la casa y el sueldo, es algo que decide muchos amores descarriados, dos conceptos espirituales importantes.

Hoy estoy como Sabina en su canción a La Habana, ya es muy largo el texto y ustedes se cansan de leerme, yo prefiero lean a Benedetti.

Busqué en el libro la fecha de hoy, 17 de mayo, y es precisamente en que él le declara su amor a ella y ella lo acepta, pero de una forma muy peculiar de hacerlo ambos.

Es de esa forma peculiar que debe siempre existir el amor.

Llueve ahora, como todo el día pero la lluvia de la madrugada es distinta, la lluvia fue un personaje recurrente en la obra de Benedetti. Hoy escribí a una amiga que me gusta el milagro de la lluvia.


Ojala lean  La tregua, y admiren a su autor, y amen con él, o se encuentren un poema suyo colgado detrás de la puerta de un cuarto que se desnuda, o se sorprendan con un barco y una bahía, donde pidan por favor, al amor, que no se vaya, como yo a ustedes, que son tan importantes para mí.


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Título: Metapoesía
Autor: J. Lallemant
ISBN: 978-1725512801
Páginas: 82
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