Alexandro Roque (San Luis Potosí, SLP, 1971). Escritor, editor, artista visual y periodista cultural. Licenciado en ciencias de la comunicación y maestro en diseño gráfico por la UASLP.
Jefe de la Unidad de Difusión de El Colegio de San Luis (Colsan), donde estuvo a cargo de las publicaciones durante diez años, y profesor de la licenciatura en Lengua y Literaturas Hispanoamericanas de la UASLP. También es editor y corrector independiente de libros académicos, de literatura y de difusión, como Servicios Editoriales Debajo del Agua.
Entre otros premios ha obtenido el primer lugar en el Premio Manuel José Othón de Narrativa (1999) y el III Concurso Nacional de Cuento Campirano (1998), el tercer lugar en el Concurso Internacional de Cuento Dorian (2005), y mención honorífica en el Concurso Nacional de Cuento Otto Raúl González (1994).
Compilador del volumen Cuentos potosinos (muestra de narrativa de San Luis Potosí, H. Ayuntamiento de San Luis Potosí, 2010). Su libros más recientes son Olimpotosí. Ninis: ni cuentos ni poemas (2011) y Vademécum (poemario, 2012). Es autor de, entre otros textos, “La tierra prometida (migración y literatura)”, en ¡Yo soy de San Luis Potosí… con un pie en Estados Unidos! (2008); Jorge Ferretis. La literatura quema (2007); Promoción cultural en San Luis Potosí. El legado de Rogelio Hernández Cruz, en coautoría con Emilia Cervantes y Luz Galván (2006); Villa Juárez. La bella villa (2004); Tlaxcalilla. Sus primeros sueños… (2004); Cuentos tipográficos y otras prosas sépticas (2000); “El maíz”, en la antología Creación joven 1979-1999, Narrativa (1999) y “Un regalo para María”, en Desplegar las alas (1995).
Sitio web:
http://alexandroroque.blogspot.com
noche
Hay noches en que la luna hace salir a las hadas,
esas que viven en las calles cerradas
y que hechizan sin querer
(las hadas son un poco histéricas
pero son geniales)
a quien las oye.
Hoy la luna está hermosa, gigante, coronada,
y se anuncia el último eclipse.
Seguramente saldrá el hada
bailando y en pijama.
Desde mi celda la contemplo
(a la luna, no al hada, por desgracia).
Yo ya estaba eclipsado,
cabe aclarar.
(dicen que tembló en la ciudad de México.
Yo ya estaba temblando.)
Desde mi celda aullo. Aullaré toda la noche
(otra vez).
No soy lunático:
solamente es que he enlobecido por ella.
Cárcel
Ni autor ni intelectual. El día de la visita conyugal la ve a los ojos y recibe una foto. Regresa a su celda. En la imagen escribe "Recompensa" antes de ponerla en la pared. Antes no lo dijo, sólo hoy que ya ha recibido su condena, solo, confiesa. Confiesa que ha extrañado.
* * * * *
Laberinto
El minotauro no tiene quién le escriba y no sabe qué escribir. Quién le manda meterse por su gusto a un laberinto hecho de muros de lamentaciones.
* * * * *
Pad
Mas luego despierto y error 404.
me quiere, no me quiere...
En cuanto arrancó el último pétalo el enamorado se cimbró ante la carcajada de la margarita. Si serás pendejo, le dijo la flor, aún agitada por el ataque de risa. En primer lugar, no haces la pregunta adecuada. En segundo lugar, no deberías condicionarte a dos respuestas, sino abrir tu mente, nunca son sólo dos caminos. Y en tercer lugar, inútil, ¿quién diablos les dijo a los humanos que las margaritas estamos para resolverles sus dudas de amor? Por una estúpida costumbre ni siquiera saben a cuál flor preguntarle.
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