RUBÉN VALLE
(Mendoza, Argentina - 1966 - )
Rubén Valle (Mendoza, Argentina, 1966). Periodista y escritor.
Fue miembro fundador del grupo parapoético Las Malas Lenguas y editor de las hojas de poesía Tres Agujas y Tiburón Amarillo.
En calidad de organizador y lector participó en innumerables actos, performances y recitales poéticos.
Dirigió la colección La mesita de Luz, de la Editorial Diógenes.
Sus poemas han sido publicados en diversos medios gráficos y electrónicos locales, nacionales e internacionales.
En 2006 fue incluido en el documental Poesía Extrema, que reunió testimonios de escritores argentinos y canadienses. Ese mismo año fue invitado a participar del XIV Festival Internacional de Poesía en Rosario.
En dos oportunidades obtuvo el Primer Premio Certamen Literario Vendimia en la categoría poesía. En el 2007 ganó el concurso Ciudad de Mendoza y logró el segundo lugar en la primera edición del Concurso Nacional Adolfo Bioy Casares.
Ha publicado los libros de poemas Museo Flúo (1996), Los peligros del agua bendita (1998), Jirafas sostienen el cielo (2003), Placebos (2004) y Tupé (2010).
Integra las antologías de poesía Promiscuos & Promisorios, La ruptura del silencio, Martes literarios y Poesía en Tierra, del Centro Cultural de España en Buenos Aires.
Como narrador participó de Mitos y leyendas cuyanos (1998), editado por Alfaguara, y de la antología de textos para niños Ellos, los otros y nosotros (2003). Textos de sus libros inéditos de relatos breves La medida de lo posible y Desperté en el bosque después de haber soñado un bosque pueden leerse en el blog www.lapereza.com.ar
Actualmente es corresponsal en Mendoza de la revista de poesía Lamás Médula, de Buenos Aires y Prosecretario de Redacción de Diario UNO.
Eslabones
En el ancestral mecanismo de ese insecto
que se repliega como el revés de la rosa
de cara al peligro inminente (el pie o la rueda)
leo a un hombre y a una mujer repitiendo
su misma estratagema de supervivencia.
Con las herramientas que manipula el instinto
tratan de salvar un castillo en medio del mar
por ser de arena esa red de amor que destejieron.
Así hasta que una gaviota irrumpe desde la postal
de una tempestad ajena y audaz despeña su ansia
hacia el capullo de piel en que ambos tornaron.
Con la caligrafía de los desesperados
hombre y mujer, insecto o gaviota, deciden legarnos
la enseñanza de que el ciclo de la vida
también aquí deberá cerrar con final abierto.
(De “Placebos”, Ediciones Culturales de Mendoza)
El que viene
"A usar tu lengua vienes..."
Macbeth a un mensajero, William Shakespeare.
Maten al mensajero, pronto maten al que vino
a decir que Rimbaud desembarcó de su ausencia,
al que jura que la palabra de Sor Juana sabe tan dulce
como un pezón de luna. Maten al impostor, al que aún bebiendo todo
el aguardiente puede recitar sin respiro un palíndromo, dejarse amar
por cien mujeres y recordarlas brutalmente tan sólo con olerlas
en la penumbra. Maten al malvenido, al inesperado, al homérico.
Ciérrenle la puerta en la cara antes de verlo erguido como un lirio.
No podrán resistirlo, les dirá cómo olvidarse de lo que nunca fueron,
los dejará en medio del círculo, los invitará a un banquete de sombras.
Maten al mensajero, al palomo malherido, al desbocado juglar
de las tabernas que apestan de solos. Pónganle hartas piedras,
ciérrenle el camino, háganle un pozo de silencio hasta que caiga.
Niéguenle la soga el salmo la rosa el orgasmo, sobre todo la mirada.
Maten al mensajero: la luz que dice traer es la luz que ya encendimos.
(De “Tupé”, Ediciones Libros de Piedra Infinita)
Trampantojo
A medida se hacen
los ataúdes un traje de novia
ciertos agujeros ciertas balas
Nunca un bumerang
o una biblioteca o un jardín
Sí la biografía del naufrago
que omite el S.O.S
Un poema desmedido puede
apagar la luz o encender
la sombra que lo intuye
Y si presume de Quijote montará
el caballo equivocado
A su libertad sin abrojos
le esperan puentes rotos
epitafios bajo tierra
Más lenguas que puertas
Menos piedras que llaves
Todas esas ventanas que no vemos
son espejismos que miden lo que un río
Hojas como tajos si miramos hacia dentro
Palabras halladas en una isla del cuerpo
donde nadie aprende del olvido.
(De “Islas para leer en un poema desierto”, inédito)
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