HORACIO LAITANO
(Pergamino, Argentina - 1955 - )
Horacio Laitano nació en Pergamino el 7 de noviembre de 1955. Es autor de los siguientes libros: Pensado en otoño, Diálogos con la lluvia, Memorias de la noche, La mandrágora secreta, Los apuntes del Sr. Quq, Humores familiares y Los años anteriores.
Ha participado en varias antologías poéticas (Antología joven, Canto al hombre de nuestro tiempo, Primera muestra de poesía del Grupo Literario Pergamino, Soliloquio, Antología Poética Centenario Ciudad de Pergamino, Poetas en Botella al mar, Nacer en los 50, Botella al Mar 1946-2011, etc.)
También ha publicado en revistas literarias –impresas y virtuales- (El cañón oxidado, Empresa poética, Poemanía, Con voz propia, La Casa de Asterión, El arco de la rosa, México volitivo, Palabras diversas, El fantasma de la glorieta, Cuentos y más, Papirolas, etc.)
Obra inédita: Teatro: La conferencia, La mesa de madera, Volverá cuando regrese, Un próspero paseo, El brindis, La señora del octavo, El Club de los Convidados, El pulóver gris o la corbata negra, La ventana, El ascensor etc. Poesía: El cauce de los días. Microficciones: La reunión de los ausentes.
El florista
El señor Sumatra
se detiene en la vereda
para ofrecer
sus prolijos ramilletes.
Colores agrupados
con forma de claveles
o de pequeñas rosas
que anochecen.
Es tanto lo que él dice
de sus flores
que ya nadie
desestima sus virtudes
Ni los hombres
que ostentan su figura
ni las damas
que se ablandan
con los días...
Pero el señor Sumatra
desconoce las razones
por las que pierden
sus flores los perfumes.
La mirada
Mira caer
a la pequeña anciana
mientras deshace el viento
su peinado,
su cinta de satén
arrojada al paso
como quien se despide
de sus cosas...
Sin ganas de tener
ni de sentir ya nada
la vida se deshoja
sobre sus frágiles tobillos
La pequeña anciana
va perdiendo el pulso
mientras él mira caer
su ultimo recuerdo...
El octavo
Fue sencillo parecernos al octavo
y esperar que al final nos reconozcan.
Ese Alguien que está detrás del vidrio
ha empuñado su después con armadura.
Como el otro señor que está cansado
y no sabe hacia dónde va ensayando.
Como el otro señor que estando alado
ha caído a decir donde se nombra.
Como el único señor aprisionado
en el único detrás que lo incorpora.
Fue sencillo parecernos al octavo,
más sencillo que abrirnos y cerrarnos
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