Saturnino Valladares (Lugo, 1978) se licenció en Filología Hispánica por la Universidad de Santiago de Compostela. Fue director de Evohé (2008-09), la revista cultural de la misma Universidad, siéndole concedida en 2008, una beca del MEC en la que recopiló e investigó la Correspondencia entre José Ángel Valente y los poetas de su generación. Es autor de tres poemarios: Las almendras amargas (Scio, 2000), Cenizas (Scio, 2005) y Secretos del Fénix (Celya, 2010). En el año 2009, escribió también los poemas que acompañan el libro Legados: generaciones en tránsito, de la fotógrafa Susana Girón (Artual Ediciones, 2009). Ha ganado el Premio "Ánxel Fole de relato 2008" en lengua castellana y el Premio "Lucus Augusti de poesía 2007". Ha sido invitado a recitar en instituciones como el Instituto Cervantes de Salvador de Bahía (Brasil), la Universidad Carlos III de Madrid, la Universidad Nacional Euroasiática de Gulmiyev (Kazajstán), etc. Ha publicado en numerosas revistas y periódicos: Letralia, Palabras Diversas, Foeminas, Xistral, Eurasiática, Catálogos de Valverde 32, Nauyhie Trudi Iukgi, La Voz de Galicia, El Progreso, etc.
En los últimos años ha viajado por Filipinas, India, Brasil, Colombia, Cuba, Kenia, Nicaragua, Dinamarca, Escocia, Portugal, Inglaterra, Tailandia, Camboya, Vietnam, etcétera.
Actualmente, trabaja como profesor de Lengua y Literatura Española en la Universidad Estatal del Sur de Kazajstán M.Auezov, en Kazajstán.
PATRIA
Patria de sangre,
única tierra que conozco y me conoce,
única patria en la que creo,
única puerta al infinito.
OCTAVIO PAZ
Caminé de tierra en tierra, buscándote,
arrancando gemidos a las piedras,
incendiando el río en sus orillas,
mordiendo el musgo azul de los árboles.
Caminé hasta encontrar mi patria;
la curva de tu cuello,
la cintura de agua,
los senos y el beso que nace en mi boca.
Yo no tengo más patria que tu cuerpo.
Desnúdate,
para que la lluvia te moje los pies,
y por tus tobillos crezca una enredadera
que enfile hacia la luz que descansa en tu vientre.
Desnúdate,
porque yo soy la sombra de la enredadera.
Tú eres mi patria.
Desnúdate y abrázame,
ahora que por fin te he encontrado.
***
Una mujer camina
descalza en la mañana,
verso a verso
traza un camino
de palabras sin rima, naturales,
sobre la tierra verde de Galicia,
tierra húmeda del roble.
La mañana en su lengua y en sus pasos
huele a monte lamido por la luna,
a musgo y a corteza,
a crujir de bellotas y de ramas.
Acaricio las huellas de su peso,
camino sobre ellas en equilibrio
hundiendo la respiración caliente,
sintiendo en las mejillas,
deslizando los labios
mientras ella camina abandonando versos,
jirones de amor, con todo el sabor
de mi lengua gritándole en la boca.
***
Aprender la vida a los veinte años
era el encuentro de dos nubes nostálgicas
de infancia y de futuro, era la esencia
fugaz y transcendente de lo vivo
y lo vivido y de lo por vivir.
De aquel tiempo, conservo, sin dolor,
el calor terrestre de algunos cuerpos,
su aroma nativo, bocas morenas,
ojos líquidos, la piel de la noche
y una cierta alegría subterránea.
Hoy, amo de aquellos años su carga
de silencio y de inocencia perdiéndose.
Tal vez, a algunas mujeres. Sin duda,
a aquellas que un día amé y me amaron,
me perdonaron y las olvidé.
Del poemario Secretos del Fénix, ed. CELYA, 2010.