Marcela Saldaño (Santiago. 1981) En el 2001 publica 2001 Poesía en el Espacio, proyecto ganador Premio Fundación Gabriel & Mary Mustakis / Balmaceda 1215, Editorial Lom, año 2001. En el 2002 publica Inclinación al Deseo y al Caos proyecto ganador del mismo premio, Ventrosa Editores, 2002. En el año 2004 participa de los libros Desencanto Personal, Mujeres al desnudo y Temporadas de Balmaceda 1215, Editorial Cuarto Propio, 2004. En el año 2007 publica en Perú el libro Anomalías: cinco poetas chilenos, editorial Zignos, Perú, 2007. Ganadora del Premio Nacional de Poesía Eduardo Anguita de la I. Municipalidad de Linares año 2007, Chile. Publica Un ojo llamado cacería, editorial Piedra de Sol, 2009. El año 2009 participa de la publicación del taller de la cárcel de Rancagua, Boquitas de cereza, Editorial Alquimia, 2009. En el 2010 participa de El libro del Voyeur, compilación gráfica – escritural que reúne a 69 autores europeos y latinoamericanos, Ediciones del Viento, 2010, España. Sus poemas han sido bombardeados en Varsovia y Berlín por el proyecto Casagrande. Almaray producciones realizó el cortometraje “Un ojo llamado cacería”. Obtuvo la beca de creación literaria del Fondo del libro y prepara parte de la película Poética.mov. El año 2011 participa de Lof sitiado: Homenaje Poético al pueblo mapuche de Chile. Publica en enero del 2012 por Ediciones Corriente Alterna, Chile, el libro Campos de Ciudad.
Selección del libro Campos de Ciudad
Ediciones Corriente Alterna, Chile, 2012.
Cuando muere alguien que nos sueña muere una parte de nosotros.
Miguel de Unamuno
Muero, muerte, muerta, yerta, yámana, olfato, instan tres muelles a cantar a la severidad que es serena, extinto, extinta y sorda, un poco triste en la carne desciendo y sumerjo, desciendo y césped agrietado, soy sombra en continente. Aquellos que tienden demasiado alto son parte del gran bostezo, Protogonos, el primer nacido, está un poco muerto, revela todas las cosas y el pájaro de alas negras lo encerró en el seno de la oscuridad. Éter puede transformarnos en videntes, en el ser que se consume en su exceso, en el puente o en una amplia sinfonía que calla en las ortigas refregadas en la garganta. El pesimismo es ataraxia, reposo. Vuelvo, vuelve, he comenzado a sangrar y el tallo de lis no puede contenerme, me visto de hierro entre mis cien iris y las circunstancias perennes abren vocales en el ojo triste, grueso puente, circularidad, soy el nombre de la cicuta, mi fidelidad es la indigencia de los clanes, la búsqueda. En medio de la carretera aseguro lo negro, amanezco en bezoares, la piedra en la memoria del viejo sapo aparece amarrada a un cuello que gira en su eje y permanece quieto. Atravieso lo oscuro, la sinfonía puede callar. Dentro de mí hubo un gran círculo, muertos los que matan. Muertos los que matan, dentro de mí hubo un gran círculo, dentro de mí una piedra hecha de veneno, dentro de mí un eje que gira y permanece quieto, aquí cien iris entre el hierro, tallos y sueños crujientes, dentro de mí hubo un gran círculo, muertos los que matan. Muero, muerte, muerta, yerta, araucana, oído, instan tres mares a cantar a la serenidad que es severa, extinta, extingo y ciega, un poco triste en la sangre sumerjo y coagulo, arribo y césped derribado, soy halcón en este continente. Aquellos que buscan demasiado alto son parte del gran retroceso. El pájaro de alas rotas los encerró en la grieta. Podemos transportarnos a la videncia, ser el ser que se consume en su falta. Reposar en las fallas del hierro y el éter, cultivar especies vegetales en nuestras gargantas y colaborar al quiebre. A la renuncia de los ojos. Al comentario ad portas, al portal de las huellas secretas dentro del cuerpo, a las piedras preciosas del organismo. Al sentido de las noches de sangre. Al sentido inverso de los cuadros. Mi círculo se dispara, yerta, yámana, araucana, diaguita. Diaguita. Araucana. Torcida. Yerta, yámana, serpiente.
BREBAJE QUE DE SANGRE A TORRENTE LOGRA EL BROTE
Oh vida, en qué te diferencias de la muerte me pregunto.
Eduardo Anguita
Celeste resplandor de visiones oníricas
encierras los arcos esféricos
tulipán
tiempo
envuelto en abismos
eres sustitución orgiástica
respiro distante de mi país en letras amantes
Punto cúlmine capa de la pirámide
viento marea y tiempo
de torrente dulce a sanguíneo eres sanador y mortal
Plataforma de mi estío
vestido similar a todo
Fruto alquímico
espectador de mi pecado y los nacimientos sucesivos
te albergo en mis naciones
Los vidrios empañados gimen como el caer de tu cuerpo
como magenta luciérnaga
te pierdes
Los ritos nos maldicen
las preguntas me toman como residencia
aún no puedo nombrar el lugar de donde emanan mis plegarias
El tiempo absorbe a la multitud
no dejo de seguirte
Esta casa cae a pedazos.
BOSQUEJO IRREDUCTIBLE
Quiero sumergirme en tu centro exacto no solo en tus líneas
ahora parte de la exhibición
Manifiesto lo que puede ser solo el estrago
la transgresión de mi pobre literatura desde el lugar que le di
He jugado tantas veces a la iniciación que me corrompe
y acierta en el punto fijo de mis ojos ajenos a raíces hipnóticas
Esta generación admite oscuros quiebres
es torrente trascrito en los acordes de las horas
La omisión caracteriza la parte insertada en líneas de otoño
bosquejo irreductible de la monstruosidad
Nombrarte es flujo irrecuperable que absorbe mi boca.